Cinco generaciones se han sucedido en esta auténtica casa del País Vasco.. y con el tiempo el hotel Arcé se ha vuelto, la referencia en materia de “savoir-vivre”. Uno viene para una comida o para pasar algunos días con la garantía de un ambiente de calma propicio al descanso y al bienestar.
El marco es idílico: El río va cantando a lo largo de un entorno verde vigilado por unas centinelas de gres rosa con unos nombres legendarios: Autza, Iparla, Oylarandoy.
A la sombra de unos plátanos centenarios que el destello del agua va acariciando o en el trinquete tan acogedor, disfrutarán de una cocina de gran tradición vasca. Según las estaciones, Pascal Arcé utilizará los productos del terruño: corderos del país, truchas de Banca, hortalizas rústicas, queso de oveja…
El hotel es el reflejo perfecto de la hospitalidad vascuence que sabe combinar la tradición con la modernidad. Veinte habitaciones y suites muy bien equipadas con vistas únicas al rio, a las montañas o el jardín.
En el jardín una pasarela les invita a cruzar la Nive para llegar a la piscina… y el “ farniente”. Arcé reúne todas las ventajas para disfrutar de una estancia, en la que los paseos y el descubrimiento del patrimonio están a su disposición, incluso numerosas actividades de deporte: senderismo señalizado, deportes en aguas vivas…
En la familia Arcé, pregunto por el bis abuelo, el abuelo, el padre, el hijo. Bonita historia realmente la de este establecimiento que de trinquete sencillo en 1865 se volvió uno de los más bonitos hoteles del País Vasco hoy en día.